Los Tubbys, el verdadero sabor de la nostalgia
Indisociables. Como Batman y Robin. Como Thelma y Louis. Como Mingo y Aníbal contra los fantasmas. Así eran, así continúan siendo en algún reducto de nuestro imaginario ochentoso, las golosinas más cancheras de la historia: Tubby 3 y Tubby 4.
Indisociables también, las golosinas de su publicidad. No serían estos Tubbys lo que fueron, de no ser por aquella publicidad que nos enamoró con sus ilustraciones animadas y su melodía pegadiza hasta el infinito.
La pareja es joven, bella, con mucha, mucha onda. Los dos usan pantalones de jeans, en cada jean, un bolsillo en la cola, y en cada bolsillo, un Tubby.
En un estilo de opereta posmo y neohippie, los Tubbys se cantan de bolsillo a bolsillo y se nos presentan.
Tubby 4 abriendo su envoltorio como quien abre su corazón, saca pecho chocolate y entona: “Yo soy un tubii que andaba solo en una ciudad pesada. Hasta que un día, encontré una tubi y quiso que la acompañaraaaa. Yo soy un tubi 4 de maní y carameloooo”
¡Climax!: el dúo chocolatoso une sus voces y para emoción de nuestras almas jóvenes y sensibles nos lanza al unísono: “vamos unidosss a los bolsiiiillos en una ciudad soleadaaa“.
Piel de gallina; alquimia. La ciudad ya no es sofocante y pesada. Ahora la ciudad brilla bajo un nuevo sol. El amor – y el chocolate – lo han transformado todo.
Suave, casi en un susurro, la canción se despide y nos deja: tubi tress….y tubi cuatro….tubi tressss y tubi cuatrooo.
Imposible no desear un Tubby, después de tanta seducción. Imposible que este no sea el auténtico sabor de la nostalgia.
Y sino me creés, mirá, asomate:
¿Sentiste como algo tibio se te encendía en el pecho?
Ahora salí. Vas a ver que la ciudad sigue soleada.
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