¡Salsa de tomate!… ¡y Conde Pátula para todo el mundo!
Duckula en su original inglés, Pátula en su traducción hispana, este conde que era un pato – o este pato que era un conde – supo ganarse nuestra simpatía infantil y adolescente, con su rebeldía insólita y naif.
¿Acaso un Drácula, puede temerle a la sangre? ¿Puede acaso un Drácula ser vegetariano?
Count Duckula fue una serie inglesa de dibujos animados integrada por un total de 65 episodios que salió al aire por primera vez en 1988, y a comienzos de la década del 90` en los países hispanohablantes.
Una voz solemnemente grave, emergida de las profundidades más oscuras de la ultratumba, nos introducía cada tarde en un nuevo episodio: “Se dice que a estos seres horrendos se les puede destruir clavándoles una estaca en el corazón o exponiéndolos a la luz del sol, sin embargo esto no es suficiente ya que vuelven a la vida a través de un rito secreto que se realiza cada siglo cuando la luna se encuentra en la octava casa de Acuario”.
- “Sangre y alas de murciélagos”, solicita Igor el mayordomo, una especie de buitre viejo.
- “¡Iré por ellas!”, solícita exclama Nanny, la niñera, un pajarraco absurdo y obeso.
Perooo (siempre hay un pero en todas las buenas historias) la misma intro nos lo anticipa: “La ultima reencarnación no resultó”
¡Salsa de tomate! Y entonces se origina todo; la música, las luces de colores que estallan y alegran el castillo y le pegadiza canción que casi todos los ochentosos nos sabemos de memoria: “en el salón de la vaticana cruzando Transilvania, no hay un conde igual al conde pátulaaa, el whisky le hace mal y se espanta hasta de un vegetal, pero es súper amigo y gran pátulaaaa, si no encuentras diversión aquí está la solución, solo tienes que llamar a pátulaa”.
Todos pájaros antropomorfos, eran los protagonistas de esta serie. ¿Los principales? Los ya nombrados: El Conde Pátula – soñador, obsesivo, infantil, con delirios de artista, buena persona – ¡buen pato!-; Igor el Mayordomo, oscuro, tenebroso, siempre esperando despertar la maldad en su amo; y Nanny “la gordis” como cariñosamente la llamaba Patula, torpe, grandota, bruta, reacia a usar las puertas “¿para que abrir una puerta, si se puede traspasar con el cuerpo una pared?”, parecía ser su lema.
Pero además hay otros: el doctor Von Goosewing – Von Patoven para los latinos – personaje inspirado en el celebre Van Helsing, que desconfía de la inocencia de este conde, el Castillo Pátula, con su propia voluntad y capacidad de teletransportarse, tres pajarracos extraños que aparecen cada tanto vestidos de escaladores, y hasta algunos zombis y hombres lobo.
Esta serie – que ha sido transmitida no solo en Inglaterra, sino también en España, Colombia, Venezuela, Chile, México y Argentina – ha inspirado la realización de dos videojuegos, y existen en la actualidad varios sitios de facebooks que nuclean a cientos de miles de fanáticos de “mi patolini”, como lo llamaba “la gordis”.
Capítulo I: